Por Patrick Dennis
Este es un aspecto del arte de fumar en pipa que siempre fue objeto de debate. Parece que todo el mundo tiene su propia idea de cómo limpiar una pipa y una idea sobre lo limpia que debe de estar una pipa para disfrutar de una buena fumada. Dedico el contenido de este artículo principalmente a los fumadores novatos.
Los fumadores de pipa experimentados suelen tener un procedimiento de limpieza con el que se encuentren satisfechos.
Voy a describir aquí mi propio procedimiento y espero que le sea útil a los nuevos fumadores de pipa y le ayude a encontrar un método de mantenimiento que les satisfaga.
Restauré más de 300 pipas haciéndolo en multitud de casos en los que estaban increíblemente sucias. Algunas estaban tan sucias que no podía imaginarme cómo alguien podía ponerlas en su boca para fumarlas. Vi pipas que tenían tanta mugre que no permitían introducir un limpiapipas. Incluso, algunas, con restos de tabaco si quemar en el interior de sus hornillos. Voy a describir mí método, y que cada cual elija cual si lo considera el mejor para cuidar sus pipas.
LIMPIEZA DE LA SUCIEDAD
Limpio mis pipas, siempre, antes de guardarlas proporcionándoles un olor a fresco y limpio, dejándolas listas para ser fumadas.
La ceniza, la carbonilla, y los jugos del tabaco son subproductos de la fumada. El tabaco es un material orgánico sujeto a descomposición como cualquier otro por lo que dejándolo en el interior del hornillo se pudre, genera residuos y enmohece produciendo mal sabor y olor desagradable.
Cuando la pipa está fría le saco la boquilla. Este procedimiento no es recomendado por algunos ya que piensan que desmontar la pipa de manera repetitiva puede dañar la caña. No creo que eso sea cierto.
Humedezco un limpiapipas con alcohol y lo introduzco por el tiro; es todo lo que necesito para evitar la acumulación de suciedad. También, utilizo una toallita de papel humedecida en alcohol para limpiar la espiga. Cojo otro limpiapipas y lo restriego por el interior de la caña hasta su salida por el hornillo. Seguidamente doblo un limpiapipas y limpio con cuidado el interior del hornillo asegurándome de que no quedan restos de tabaco sin quemar en las paredes y el fondo del mismo
Después unto la espiga con un poco de cera de abeja e inserto la boquilla en la caña de la pipa.
Hasta la fecha ninguna de mis pipas han sufrido daños por utilizar mi habitual método de limpieza. Las boquillas se extraen fácilmente debido a la cera de abeja que le pongo regularmente a la espiga Con dicho método nunca se me ha aflojado ni apretado en demasía ninguna boquilla.
Una vez que la pipa está montada utilizo una toalla de papel humedecido en alcohol y limpio el exterior de la boquilla y con otra toalla de papel, formando con ella un pequeño cono y humedeciéndola con alcohol se la paso, girándola, por el interior del hornillo; esto elimina cualquier resto de suciedad y no suelo necesitar utilizar un escariador para raspar la suciedad. Ahora le toca al brezo.
LA MADERA
Tengo el equipo necesario para proporcionarle de nuevo el brillo a mis pipas, aunque asumo que la mayoría de los fumadores no la hacen. Usando el procedimiento que voy a esbozar aquí consigo mantener brillantes todas mis pipas. Parto del supuesto de que la pipa está limpia, que tiene una ligera capa de cera de carnauba original por toda su superficie, y que ya ha sido pulida en otras ocasiones. Si este no fuera el caso, me preguntarán sobre el procedimiento que utilizo para la restauración del brillo de una pipa. Hay muchos productos disponibles para mantener una pipa limpia y brillante, aunque yo nunca los he utilizado. He podido leer que algunos gaiteros utilizan betún, cera, o cualquier otro producto para muebles y suelos de madera. Como yo no fumo en zapatos ni en muebles, y solo fumo en pipas no utilizo ninguno de esos productos. Muchos de dichos productos contienen cera disuelta en algún tipo de petróleo y no deseo aplicárselo a mis pipas.
Cuando me doy cuenta de que una pipa lisa está perdiendo su brillo, primero le aplico un poco de cera de abejas, que se puede encontrar fácilmente en la mayoría de las droguerías, y después la cargo de tabaco y la enciendo. Me aseguro que ponerle una capa por toda su superficie y algo más en la parte superior de la cazoleta; también se puede utilizar cera de carnauba, que es más sólida, pero más difícil de aplicar que la de abeja. El calor que se genera durante la fumada ablanda la cera permitiéndome extenderla uniformemente con cierta facilidad utilizando los dedos mientras fumo. Al terminar la fumada y cuando la pipa ya está fría, utilizo una gamuza para pulir la superficie de la madera obteniendo, así, un magnífico brillo. La capa de cera que le apliqué a la parte superior protege el borde de la cazoleta durante la operación de encendido de la pipa, resultando fácil eliminar, mediante una toallita de papel humedecida con alcohol, los restos de hollín que allí se hayan podido depositar. Solo aplico todo este procedimiento cuando el brillo de la pipa ha desaparecido y quiero recuperarlo. Utilizo la gamuza con las manos muy limpias; es decir, sin restos que se hayan podido depositar en ellas en el transcurso de la fumada.
El brillo de las pipas arenadas y rusticadas puede recuperarse utilizando el mismo procedimiento aunque, en ambos casos, es necesario distribuir bien la cera por toda la superficie de la pipa ayudándonos de un cepillo de dientes. Finalmente, termino la operación de recuperar el brillo frotando la pipa con una gamuza.
MÍ MÉTODO DE LIMPIEZA
El método para la limpieza de las pipas puede resumirse en las siguientes fases:
Preparare los utensilios necesarios: Alcohol o whisky, escobillas y pañuelos de papel.
Impregne una escobilla en alcohol e introducirla por el interior de la cánula, repitiendo la operación hasta que se compruebe que no quedan restos de suciedad.
Impregne otra escobilla limpia con alcohol e introducirla por el orificio del caño. Repita la operación hasta que consiga la limpieza deseada. En algunas pipas el orificio del caño es de un tamaño que exige doblar la escobilla para proporcionarle el grosor necesario.
Moje el extremo de un pañuelo de papel con alcohol e introdúzcalo en el interior de la cazoleta, y repita la operación hasta conseguir que esta quede bien limpia.
Durante toda la operación de limpieza, tenga la precaución de que el alcohol no dañe l acabado exterior de la pipa.
En las siguientes figuras se recogen las diferentes fases de la limpieza de una pipa.
LA LIMPIEZA DE LAS PIPAS
Por Patrick Dennis
Este es un aspecto del arte de fumar en pipa que siempre fue objeto de debate. Parece que todo el mundo tiene su propia idea de cómo limpiar una pipa y una idea sobre lo limpia que debe de estar una pipa para disfrutar de una buena fumada. Dedico el contenido de este artículo principalmente a los fumadores novatos.
Los fumadores de pipa experimentados suelen tener un procedimiento de limpieza con el que se encuentren satisfechos.
Voy a describir aquí mi propio procedimiento y espero que le sea útil a los nuevos fumadores de pipa y le ayude a encontrar un método de mantenimiento que les satisfaga.
Restauré más de 300 pipas haciéndolo en multitud de casos en los que estaban increíblemente sucias. Algunas estaban tan sucias que no podía imaginarme cómo alguien podía ponerlas en su boca para fumarlas. Vi pipas que tenían tanta mugre que no permitían introducir un limpiapipas. Incluso, algunas, con restos de tabaco si quemar en el interior de sus hornillos. Voy a describir mí método, y que cada cual elija cual si lo considera el mejor para cuidar sus pipas.
LIMPIEZA DE LA SUCIEDAD
Limpio mis pipas, siempre, antes de guardarlas proporcionándoles un olor a fresco y limpio, dejándolas listas para ser fumadas.
La ceniza, la carbonilla, y los jugos del tabaco son subproductos de la fumada. El tabaco es un material orgánico sujeto a descomposición como cualquier otro por lo que dejándolo en el interior del hornillo se pudre, genera residuos y enmohece produciendo mal sabor y olor desagradable.
Cuando la pipa está fría le saco la boquilla. Este procedimiento no es recomendado por algunos ya que piensan que desmontar la pipa de manera repetitiva puede dañar la caña. No creo que eso sea cierto.
Humedezco un limpiapipas con alcohol y lo introduzco por el tiro; es todo lo que necesito para evitar la acumulación de suciedad. También, utilizo una toallita de papel humedecida en alcohol para limpiar la espiga. Cojo otro limpiapipas y lo restriego por el interior de la caña hasta su salida por el hornillo. Seguidamente doblo un limpiapipas y limpio con cuidado el interior del hornillo asegurándome de que no quedan restos de tabaco sin quemar en las paredes y el fondo del mismo
Después unto la espiga con un poco de cera de abeja e inserto la boquilla en la caña de la pipa.
Hasta la fecha ninguna de mis pipas han sufrido daños por utilizar mi habitual método de limpieza. Las boquillas se extraen fácilmente debido a la cera de abeja que le pongo regularmente a la espiga Con dicho método nunca se me ha aflojado ni apretado en demasía ninguna boquilla.
Una vez que la pipa está montada utilizo una toalla de papel humedecido en alcohol y limpio el exterior de la boquilla y con otra toalla de papel, formando con ella un pequeño cono y humedeciéndola con alcohol se la paso, girándola, por el interior del hornillo; esto elimina cualquier resto de suciedad y no suelo necesitar utilizar un escariador para raspar la suciedad. Ahora le toca al brezo.
LA MADERA
Tengo el equipo necesario para proporcionarle de nuevo el brillo mis pipas, aunque asumo que la mayoría de los fumadores no la hacen. Usando el procedimiento que voy a esbozar aquí consigo mantener brillantes todas mis pipas. Parto del supuesto de que la pipa está limpia, que tiene una ligera capa de cera de carnauba original por toda su superficie, y que ya ha sido pulida en otras ocasiones. Si este no fuera el caso, me preguntarán sobre el procedimiento que utilizo para la restauración del brillo de una pipa. Hay muchos productos disponibles para mantener una pipa limpia y brillante, aunque yo nunca los he utilizado. He podido leer que algunos gaiteros utilizan betún, cera, o cualquier otro producto para muebles y suelos de madera. Como yo no fumo en zapatos ni en muebles, y solo fumo en pipas no utilizo ninguno de esos productos. Muchos de dichos productos contienen cera disuelta en algún tipo de petróleo y no deseo aplicárselo a mis pipas.
Cuando me doy cuenta de que una pipa lisa está perdiendo su brillo, primero le aplico un poco de cera de abejas, que se puede encontrar fácilmente en la mayoría de las droguerías, y después la cargo de tabaco y la enciendo. Me aseguro que ponerle una capa por toda su superficie y algo más en la parte superior de la cazoleta; también se puede utilizar cera de carnauba, que es más sólida, pero más difícil de aplicar que la de abeja. El calor que se genera durante la fumada ablanda la cera permitiéndome extenderla uniformemente con cierta facilidad utilizando los dedos mientras fumo. Al terminar la fumada y cuando la pipa ya está fría, utilizo una gamuza para pulir la superficie de la madera obteniendo, así, un magnífico brillo. La capa de cera que le apliqué a la parte superior protege el borde de la cazoleta durante la operación de encendido de la pipa, resultando fácil eliminar, mediante una toallita de papel humedecida con alcohol, los restos de hollín que allí se hayan podido depositar. Solo aplico todo este procedimiento cuando el brillo de la pipa ha desaparecido y quiero recuperarlo. Utilizo la gamuza con las manos muy limpias; es decir, sin restos que se hayan podido depositar en ellas en el transcurso de la fumada.
El brillo de las pipas arenadas y rusticadas puede recuperarse utilizando el mismo procedimiento aunque, en ambos casos, es necesario distribuir bien la cera por toda la superficie de la pipa ayudándonos de un cepillo de dientes. Finalmente, termino la operación de recuperar el brillo frotando la pipa con una gamuza.
Por Patrick Dennis
Este es un aspecto del arte de fumar en pipa que siempre fue objeto de debate. Parece que todo el mundo tiene su propia idea de cómo limpiar una pipa y una idea sobre lo limpia que debe de estar una pipa para disfrutar de una buena fumada. Dedico el contenido de este artículo principalmente a los fumadores novatos.
Los fumadores de pipa experimentados suelen tener un procedimiento de limpieza con el que se encuentren satisfechos.
Voy a describir aquí mi propio procedimiento y espero que le sea útil a los nuevos fumadores de pipa y le ayude a encontrar un método de mantenimiento que les satisfaga.
Restauré más de 300 pipas haciéndolo en multitud de casos en los que estaban increíblemente sucias. Algunas estaban tan sucias que no podía imaginarme cómo alguien podía ponerlas en su boca para fumarlas. Vi pipas que tenían tanta mugre que no permitían introducir un limpiapipas. Incluso, algunas, con restos de tabaco si quemar en el interior de sus hornillos. Voy a describir mí método, y que cada cual elija cual si lo considera el mejor para cuidar sus pipas.
LIMPIEZA DE LA SUCIEDAD
Limpio mis pipas, siempre, antes de guardarlas proporcionándoles un olor a fresco y limpio, dejándolas listas para ser fumadas.
La ceniza, la carbonilla, y los jugos del tabaco son subproductos de la fumada. El tabaco es un material orgánico sujeto a descomposición como cualquier otro por lo que dejándolo en el interior del hornillo se pudre, genera residuos y enmohece produciendo mal sabor y olor desagradable.
Cuando la pipa está fría le saco la boquilla. Este procedimiento no es recomendado por algunos ya que piensan que desmontar la pipa de manera repetitiva puede dañar la caña. No creo que eso sea cierto.
Humedezco un limpiapipas con alcohol y lo introduzco por el tiro; es todo lo que necesito para evitar la acumulación de suciedad. También, utilizo una toallita de papel humedecida en alcohol para limpiar la espiga. Cojo otro limpiapipas y lo restriego por el interior de la caña hasta su salida por el hornillo. Seguidamente doblo un limpiapipas y limpio con cuidado el interior del hornillo asegurándome de que no quedan restos de tabaco sin quemar en las paredes y el fondo del mismo
Después unto la espiga con un poco de cera de abeja e inserto la boquilla en la caña de la pipa.
Hasta la fecha ninguna de mis pipas han sufrido daños por utilizar mi habitual método de limpieza. Las boquillas se extraen fácilmente debido a la cera de abeja que le pongo regularmente a la espiga Con dicho método nunca se me ha aflojado ni apretado en demasía ninguna boquilla.
Una vez que la pipa está montada utilizo una toalla de papel humedecido en alcohol y limpio el exterior de la boquilla y con otra toalla de papel, formando con ella un pequeño cono y humedeciéndola con alcohol se la paso, girándola, por el interior del hornillo; esto elimina cualquier resto de suciedad y no suelo necesitar utilizar un escariador para raspar la suciedad. Ahora le toca al brezo.
LA MADERA
Tengo el equipo necesario para proporcionarle de nuevo el brillo mis pipas, aunque asumo que la mayoría de los fumadores no la hacen. Usando el procedimiento que voy a esbozar aquí consigo mantener brillantes todas mis pipas. Parto del supuesto de que la pipa está limpia, que tiene una ligera capa de cera de carnauba original por toda su superficie, y que ya ha sido pulida en otras ocasiones. Si este no fuera el caso, me preguntarán sobre el procedimiento que utilizo para la restauración del brillo de una pipa. Hay muchos productos disponibles para mantener una pipa limpia y brillante, aunque yo nunca los he utilizado. He podido leer que algunos gaiteros utilizan betún, cera, o cualquier otro producto para muebles y suelos de madera. Como yo no fumo en zapatos ni en muebles, y solo fumo en pipas no utilizo ninguno de esos productos. Muchos de dichos productos contienen cera disuelta en algún tipo de petróleo y no deseo aplicárselo a mis pipas.
Cuando me doy cuenta de que una pipa lisa está perdiendo su brillo, primero le aplico un poco de cera de abejas, que se puede encontrar fácilmente en la mayoría de las droguerías, y después la cargo de tabaco y la enciendo. Me aseguro que ponerle una capa por toda su superficie y algo más en la parte superior de la cazoleta; también se puede utilizar cera de carnauba, que es más sólida, pero más difícil de aplicar que la de abeja. El calor que se genera durante la fumada ablanda la cera permitiéndome extenderla uniformemente con cierta facilidad utilizando los dedos mientras fumo. Al terminar la fumada y cuando la pipa ya está fría, utilizo una gamuza para pulir la superficie de la madera obteniendo, así, un magnífico brillo. La capa de cera que le apliqué a la parte superior protege el borde de la cazoleta durante la operación de encendido de la pipa, resultando fácil eliminar, mediante una toallita de papel humedecida con alcohol, los restos de hollín que allí se hayan podido depositar. Solo aplico todo este procedimiento cuando el brillo de la pipa ha desaparecido y quiero recuperarlo. Utilizo la gamuza con las manos muy limpias; es decir, sin restos que se hayan podido depositar en ellas en el transcurso de la fumada.
El brillo de las pipas arenadas y rusticadas puede recuperarse utilizando el mismo procedimiento aunque, en ambos casos, es necesario distribuir bien la cera por toda la superficie de la pipa ayudándonos de un cepillo de dientes. Finalmente, termino la operación de recuperar el brillo frotando la pipa con una gamuza.
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